lunes, 6 de febrero de 2012

Fallas, Arquitectura y Urbanismo (II): Fallas y entorno urbano.



Una vez, un Profesor de la Escuela de Arquitectura comentó al alumnado la imposibilidad de remodelar adecuadamente los espacios urbanos de Valencia, ante la evidencia de que allí debía plantarse una Falla.

Aquel discurso invita al análisis. El análisis contrario al que realizamos en el artículo anterior. Si en él, veíamos como la arquitectura y el urbanismo influenciaba a las fallas, esta vez recorreremos el camino opuesto para ver en qué medida la fiesta condiciona el entorno urbano.

Son 2 condicionantes los que tiene el urbanismo frente al monumento: El volumen de las fallas, que necesita de espacios abiertos para poder ser plantadas, y la cremá, que obliga a plantearse el mobiliario y los materiales del entorno inmediato al emplazamiento de los monumentos.

A pesar de su reciente remodelación, el espacio de la plaza del Pilar es triste, jalonado por pequeños arboles y maceteros que son retirados en fallas.

El primero de ellos nos lleva, irremediablemente, a plazas diáfanas, exentas de mobiliario urbano, arbolado y otros elementos que den vida a la ciudad. Plazas como la del Pilar, Collado o Merced son ejemplos de lugares desocupados, solitarios y vacíos de contenido una vez pasada la semana fallera. Bolardos, bancos perimetrales, y quizá pequeñas especies arbóreas (siempre fácilmente transportables, como en la Plaza del Pilar) son los únicos objetos que adornan estos espacios urbanos.

Por otra parte, el fuego provoca en los edificios ciertas restricciones en los materiales de las fachadas, que los Arquitectos deben tener en cuenta, y que no siempre se toma con buena gana. No se puede exponer determinados materiales a las llamas de la cremá. A pesar de ello  algunas comisiones hacen esfuerzos para minimizar su impacto, con la colocación de toldos y otros sistemas hídricos. Incluso, esto, se han convertido en un espectáculo, como en la Plaza del Pilar o en la Plaza de la Merced. Mientras, en Ruzafa, la reclamación por daños en las fachadas y persianas se ha convertido en algo habitual.
De la misma forma, el pavimento también sufre las iras del fuego. Durante todo el año podemos ver cruces de calles con las huellas de la cremá: el asfalto deteriorado por las altas temperaturas del día de San José.


Plaza flexible en Utrecht. OKRA arquitectos. Los maceteros móviles se agrupan en uno de los fondos para despejar la plaza. No podría hacerse esto en Valencia?

Volviendo al punto inicial, los verdaderos técnicos critican las restricciones que provocan las fallas, pero no se atreven a adaptarse a ellas y proponer soluciones. Tanto Arquitectos, Urbanistas, como la administración, deberían ponerse las pilas y promover concursos de ideas, trabajos de investigación y otras tareas, de modo que den solución a los problemas que acarrea la fiesta. Ideas las hay (así lo demuestran los proyectos de plazas flexibles en Holanda) y Tecnología también, los avances están a la orden del día. Tan solo es Querer.

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Las imágenes utilizadas para ilustrar esta entrada pertenecen a:
-Web Valencia Centre
-Google Street View
-Revista paisea